Todos hemos experimentado momentos en los que las circunstancias parecen estar en nuestra contra. En esos momentos, es fácil sentirnos como víctimas de las fuerzas que nos rodean. Pero ¿qué pasa si en lugar de adoptar un papel de víctima, tomamos acción en lo que queremos?
Ejemplos como: "Siempre me pasa a mí estas cosas", siempre que le estoy por agarrar el habito al entrenamiento y a comer saludable, me surge un imprevisto y se me va todo de las manos
"No puedo seguir una dieta saludable porque la comida sana es muy cara", por ejemplo, cuando piensas que no puedes permitirte comer de manera saludable debido a los altos precios de los alimentos frescos y nutritivos.
"No tengo tiempo para entrenar", cuando sientes que tu día está tan lleno de compromisos que no encuentras tiempo para cuidar de tu bienestar emocional y físico.
"Siempre estoy con deudas y nunca puedo ahorrar dinero", cuando sientes que no puedes salir del círculo vicioso de las deudas y los gastos y que nunca serás capaz de alcanzar una situación financiera estable.
El primer paso para dejar de ser víctima es reconocer cuándo estamos adoptando ese papel. Con demasiada frecuencia, utilizamos generalizaciones como "siempre" o "nunca" para describir situaciones. Estas creencias nos limitan y nos impiden ver la realidad de lo que está sucediendo. Si nos detenemos a pensar en la frecuencia real de esas situaciones, seguramente nos daremos cuenta de que no ocurren tan a menudo o no es tan real como pensamos.
El segundo paso es aprender a aceptar las situaciones que están fuera de nuestro control. En lugar de victimizarnos por ellas, podemos enfocarnos en lo que sí está bajo nuestro control y tomar medidas concretas para mejorar nuestra situación. Aceptar las situaciones difíciles nos permite dejar atrás la frustración y el resentimiento, y concentrarnos en lo que podemos hacer para seguir adelante.
Por último, es importante ser conscientes de las situaciones que sí podemos controlar y tomar medidas para mejorarlas. En lugar de culpar a los demás o a las circunstancias, podemos preguntarnos qué podemos hacer para mejorar nuestra situación. A veces, la solución es tan simple como cambiar nuestra perspectiva o nuestras acciones.
Al adoptar una mentalidad proactiva en lugar de una mentalidad de víctima, podemos cambiar la forma en que experimentamos la vida. En lugar de sentirnos impotentes y abrumados, podemos tomar el control de nuestra vida y de nuestras acciones. No importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, siempre tenemos la capacidad de elegir cómo responder. Al elegir tomar acción y controlar lo que sí podemos controlar, podemos vivir una vida más plena y satisfactoria.
En resumen, la vida puede ser complicada y frustrante, pero no tenemos que ser víctimas de ella. Al reconocer cuándo estamos adoptando un papel de víctima, aceptar lo que está fuera de nuestro control y tomar medidas para mejorar lo que sí podemos controlar, podemos transformar nuestra vida y ser dueños de nuestro propio destino.
Me parecía super importante este tema para mi primer articulo en mi blog porque es algo que siento que nos sucede a todos diariamente. Quería compartir esto y estoy mas que feliz de haber lanzado mi primer artículo del rincón semanal.
Espero que te haya servido como reflexión y para que puedas aplicar algunas cosas en tu vida
Si logras retener aunque sea el 1% de lo que se ha escrito en este artículo, ya estaré feliz y habré cumplido mi objetivo.
Pregunta final: "¿Qué acción vas a tomar hoy para dejar de ser víctima en tu vida y comenzar a tomar el control?”
Damian Depauli
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